Una niña de treinta y dos años?

Una niña de treinta y dos años? Acaso eso soy? A mi edad mis padres tenían sus vidas resueltas, eran adultos, casados, con hijas... Acaso sigo siendo yo una niña? Desde que tuve a mi hijo me cuesta enormemente tomar decisiones.
Me Amparo mucho en mi madre y en su ayuda. Evidentemente hoy elijo concentrarme en estos detalles negativos ya que las cosas funcionan bien, parezco adicta al dolor. Y si me digo: detente!!!
Aún con miedo aveces, aún con pereza, en ocasiones, aún cuando he sentido que no puedo más, he asumido mi vida, aunque en ocasiones haya sido desde la parálisis, la vida me ha invitado a moverme. Sí, puede que haya una tendencia a evadir... Tal vez que sea perezosa... Etc etc. Pero no estoy tan segura de nada de eso.
He dado lo mejor de mí, aún cuando he sentido que no tengo más para dar, he ofrecido mi ternura, mi amor, mi tiempo de calidad y eso da valor a lo que hago.
Adicta al dolor?
Quieres hacerme sentir mal porque soy imperfecta y porque estoy aprendiendo a ser madre?
Al menos soy consciente de mis defectos, eso ya es un comienzo.
No intentes dañar la alegría que siente mi alma, al ver a mi hijo cada vez mejor. No me tortures más con tus infamiss.

No, no soy una niña de 32 años, aunque a veces desee volver a ser niña. Soy una mujer a veces empoderada, aveces asustada, a veces enojada, a veces feliz, aveces errada, aveces aserrada, a veces infantil, aveces madura. En mi habitan todas las posibilidades, todos los colores. No puedo, ni quiero hacerlo todo sola, si aveces recargo a mi mamá, tengo la facultad para recapacitar y hacerlo distinto.
No soy una niña!!! Son una mujer y en mí también vive una niña. Me permito amar todas las partes de mi ser. Porque mi niña me ofrece su inocencia, su pureza y su dulzura. 
No soy una, soy muchas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La bruja del cuento

Las brujas también sienten